Entrevista a Waldemar Viera Neves “No somos villanos"
Los troncos de árboles carbonizados en la selva amazónica cuentan su propia historia.
A pesar de que los árboles aquí son probablemente los mejores protegidos del mundo -al menos en teoría- alguien sigue talándolos y quemándolos.
Desde hace varios años, el gobierno brasileño ha insistido en que la tasa de deforestación en la selva amazónica se ha reducido drásticamente. Sin embargo, a principios de este año, ésta de repente saltó de nuevo, a un ritmo cinco veces superior al del año pasado. Estos árboles juegan un rol vital en la gestión de los patrones del clima global: absorben el dióxido de carbono, que de otro modo, contribuiría al cambio climático. Es por eso que Brasil se encuentra bajo presión para proteger la selva amazónica.
Waldemar Vieira Neves es lo que se conoce en Brasil como un colono del Amazonas y, tal y como muchas personas lo ven, los colonos son la mayor amenaza para la supervivencia de la selva tropical, al dedicarse a la quema de árboles con el fin de despejar más tierras para su ganado. Dice "Creo que todos piensan que somos los villanos". "Lo que la gente no entiende es cuán duro tenemos que trabajar para ganarnos la vida", agrega. Él ha vivido allí desde hace 12 años, cuando que el gobierno le ofreció la oportunidad de comenzar una nueva vida como colono del Amazonas. Solía vivir en el extremo noreste de Brasil, sin tierra y sin mucha esperanza. Así que, al igual que decenas de miles de otros colonos, aprovechó la oportunidad e hizo lo que el gobierno quería que hiciera: construyó un nuevo hogar para sí mismo en la selva y aclaró a los árboles.
Las leyes sobre deforestación en Brasil son muy estrictas. Se supone que a nadie que labra la tierra en la selva amazónica se le permite cultivar más del 20% de la tierra posee. El resto tiene que permanecer intacto, como una forma de preservar los bosques y el medio ambiente, pero las personas sienten que tienen que violar la ley. ¿Qué más se puede hacer si no hay otra forma de sobrevivir? Los colonos se quejan de que necesitan más ayuda para encontrar maneras de ganarse la vida. "La gente dice que estamos destruyendo la selva amazónica", indica. "Nosotros no lo estamos haciendo. La estamos protegiendo, dependemos de ella; pero tenemos que encontrar una forma para que tanto nosotros como la selva podamos sobrevivir". Aseguran que necesitan educación, no castigo, si el gobierno quiere que ellos labren la tierra y protejan a los árboles al mismo tiempo. Dentro de los próximos meses, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que llegó al poder hace seis meses, tendrá que decidir si veta las propuestas para relajar el Código Forestal, que limita la cantidad de tierra que puede ser cultivada en la selva amazónica.
Los agricultores y grandes grupos empresariales internacionales sostienen que necesitan ser capaces de cultivar más tierras para proporcionar el alimento que el mundo requiere. Piden una amnistía para los agricultores que en el pasado pudieron haber despejado las tierras en la selva amazónica ilegalmente, y proponen que -en lugar de ser multados- se obligue a los agricultores que han infringido la ley a comprar más bosque, lo que equivale a lo que ellos talaron, a cambio de una garantía de que los dejarán intactos.
Brasil ya exporta más carne que cualquier otro país en el mundo, y la agricultura representa un cuarto de la producción económica total del país. Es el segundo mayor productor de soja de mundo, que es un ingrediente esencial en la alimentación animal. Además, la enorme presión de los productores de soja al sur del Amazonas, que están desesperados por comprar más tierra, está empujando a los pequeños agricultores como Waldemar Vieira Nevera adentrarse más en la selva. Por un lado, la presidenta Rousseff no quiere poner en peligro el rápido crecimiento económico de Brasil al dañar sus poderosos intereses agroindustriales. Por otro lado, se encuentra bajo intensa presión de los ecologistas para que no apruebe ninguna ley que pueda alentar más la deforestación en el Amazonas.
Brasil otorga la impunidad a los deforestadores de la Amazonia
El Congreso aprueba una amnistía que la presidenta Rousseff considera una "vergüenza" para el país - Victoria del sector campesino sobre el ecologismo.- Francho Barón Río de Janeiro 26 MAY 2011
De poco ha servido que la semana pasada el Gobierno de Brasil hiciese público un alarmante aumento de los niveles de deforestación del Amazonas. Sacudido por una fuerte polémica, el Congreso aprobó en la noche del martes, por aplastante mayoría, una reforma del Código Forestal brasileño que establece una amnistía general para todos aquellos que incurrieron en delitos contra la vegetación hasta 2008. La nueva normativa también incluye la ampliación de las áreas de uso agropecuario susceptibles de tala y, en general, una flexibilización de las normas medioambientales. La presidenta Dilma Rousseff, que durante su campaña electoral prometió que su Gobierno no consentiría ninguna amnistía en beneficio de los deforestadores, ha calificado la medida aprobada de "vergüenza para Brasil" y ha adelantado que vetará su entrada en vigor.
Una vez más ha quedado claro quién manda en Brasil cuando los intereses de los latifundistas están en juego. Los resultados de la votación de la controvertida reforma del Código Forestal hablan por sí solos: 410 votos a favor y 63 en contra. 273 diputados a favor y 187 en contra de la enmienda que contempla la amnistía para los delitos de deforestación cometidos hasta 2008. La lógica de la amnistía implica que los condenados por delitos medioambientales podrán eludir el pago de las sanciones regularizando sus propiedades en un plazo aún indefinido.
El nuevo código también abre la puerta a que los pequeños productores (propiedades de entre 20 y 400 hectáreas) no tengan que reforestar las áreas taladas ilegalmente en el pasado. Asimismo, da vía libre a la plantación de caña, café y otros cultivos en las laderas y cimas de los cerros, a la disminución de las áreas protegidas en las márgenes de los ríos y a la descentralización de la aplicación de esta normativa. Esa misma mañana, Brasil se despertaba con la noticia del asesinato a tiros del líder medioambiental Joao Claudio Ribeiro da Silva y su esposa, ambos activistas por la preservación del Amazonas. Da Silva había denunciado que sufría amenazas de muerte por parte de madereros y ganaderos del Estado amazónico de Pará, donde vivía. Los mismos que probablemente brindaron tras la aprobación del nuevo código.
"La deforestación en la Amazonia implica para América Latina pérdida de competitividad e inversiones".
La generación de energía hidroeléctrica y la exportación de productos agropecuarios –que dependen de la lluvia producida por la Amazonía- pueden verse comprometidos, por efecto de la deforestacion.
"La actual cooperación militar de espacio aéreo entre Brasil y Colombia o la cooperación sudamericana para inversiones en infraestructura son ejemplos de acciones prioritarias que los Estados considerarían para combatir la deforestación, si comprendieran algo que los científicos ya entienden: que la Amazonía es un sistema crítico de producción de agua no sólo para Brasil". Un estudio confirmó ese rol clave, señalando que la combinación de la deforestación, la agricultura y el cambio climático están debilitando al ecosistema amazónico, conllevando potencialmente a la pérdida de sus capacidades de retención de dióxido de carbono y generación de lluvias. Los vientos alisios, los que vienen desde el Océano Atlántico al continente, arrastran humedad para el interior de América del Sur tropical, o sea, la Amazonía y el noreste de Brasil.
Además de la humedad que viene del Atlántico, la vegetación amazónica también contribuye humedad a través de un proceso de evapotranspiración, como se denomina a la evaporación de los ríos unida a la transpiración de las plantas. "En la Amazonía se juntan millones y millones de árboles que realizan fotosíntesis pero también transpiran, liberando vapor de agua". "Si no estuviera el bosque amazónico llegaría menos humedad al sur, de forma que Paraguay, Uruguay, parte de Argentina y el sur de Brasil en parte deben su lluvia a la contribución de la Amazonia"
Y lo que sucede con todo ese vapor de agua es crucial. "Esta humedad es transportada por los vientos en dirección a los Andes, que la desvía hacia la región sureste de América del Sur. O sea que parte de la lluvia que se produce en la cuenca del Río de la Plata incluyendo el sur de Brasil de hecho viene de la Amazonia".
Sistema planetario. A nivel de todo el planeta, "tenemos tres regiones que se comportan como si fuesen motores de un mismo sistema, que impulsan los vientos y la humedad alrededor del mundo: la Amazonía, el oeste de África que también tiene bosques tropicales y mucho calor, y el sudeste de Asia".Gran parte de la energía eléctrica en Brasil proviene de represas. "Si la Amazonía dejase de funcionar como Amazonía, si el bosque fuese más seco por ejemplo, sería como apagar uno de los motores. Los cambios en los patrones de lluvias no solo ocurrirían en la región sino en todo el mundo, incluyendo Europa y Estados Unidos". Y a nivel de la región, cambios en la Amazonía pueden crear impactos inesperados: "puede pasar que las lluvias de un mes se acumulen en un día, tendríamos lluvias muy, muy intensas y luego períodos secos muy intensos". "Sao Paulo y Rio ya son vulnerables a los extremos de lluvia en el verano y si esos extremos son mas frecuentes, habría un gravísimo impacto para la salud y la seguridad energética".
"Amazonía enfrenta muchas amenazas. Casi todos los modelos climáticos, predicen que la temporada de sequía, particularmente en el este amazónico, será más severa y no sabemos cuán difícil será para el bosque sobrevivir en esas condiciones". Un equipo internacional de científicos concluyó que si bien la Amazonía puede tener resistencia ante perturbaciones individuales, la interacción de esos fenómenos, incluyendo incendios, desforestación, fragmentación y cambio climático, puede afectar su capacidad de respuesta. A pesar de la gran reducción en deforestación en la Amazonía brasileña (de 28.000 hectáreas anuales en 2004 a 7.000 hectáreas en 2011) el bosque permanece frágil, aseguran los autores.
"Es necesario empezar a cuantificar esta información de una forma que sea relevante para los principales sectores económicos de América Latina. En Brasil, el sector agropecuario es el principal motor de la economía exportadora y un 70% de la electricidad en Brasil es producida por represas".Y otra dimensión es la seguridad financiera porque en última instancia si hay sequías más recurrentes con impacto en la agricultura eso va a afectar especialmente a las compañías aseguradoras". "La deforestación en la Amazonia es para América Latina, una cuestión de "riesgo-país" "en el sur de la Amazonía, el frente de agricultura está avanzando, con la producción de caña y la ganadería. El impacto a largo plazo es irreversible. los efectos de la deforestación en la Amazonía son para América Latina, una cuestión de "riesgo-país".
A partir de las lecturas y análisis de los artículos. Responde:
a. ¿Cuál es la importancia económica y ambiental del área?
b. ¿Por qué no debemos considerar como “villanos” a los colonos del amazonas?
c. Busca y analiza un grafico donde muestre la deforestación del área. REALIZA un breve análisis del mismo.
d. ¿Por qué los latifundistas están en contra de la protección ambiental de la zona amazónica?
e. ¿En que consiste la política forestal de Brasil y cual la diyuntiva que enfrenta la presidenta de este país?
f. ¿Qué otros riesgos supone la deforestación del Amazonas?
g. ¿Qué se entiende por riesgo – país? ¿Cómo se relacionaría con el tema ambiental?